Las heridas de la infancia o emocionales son una especie de huella o lesión emocional, que se lleva a lo largo de la vida.
Estas heridas influyen en el comportamiento que tenemos con otras personas, además impide que solucionemos problemas con más facilidad.
Las heridas emocionales o de la infancia usualmente se forman en la primera infancia por situaciones y acciones de nuestros cuidadores o progenitores.
Es indispensable identificarlas, para entender por qué sufrimos antes situaciones parecidas.
Todos tenemos un grado de cada una de las heridas, sin embargo habrá una que sea la dominante y es esa la que moldea principalmente nuestra personalidad.
Causas de las heridas de la infancia.
Las heridas emocionales tienen diferentes causas, sin embargo las más comunes son historias traumáticas, donde ha habido presencia de maltrato físico y violencia intrafamiliar.
Estas situaciones generan un clima o ambiente de temor en el niño, impidiéndole el desarrollo libre de su infancia y personalidad, generando, miedos, traumas que lo acompañarán en la adultez.
Las 5 principales heridas de la infancia.
1)Abandono: se siente cuando tenemos miedo a la soledad, se sufre de dependencia emocional y se le da más valor e importancia a lo que necesitan los demás como prioridad ante sí mismo.
2)Humillación: surge cuando hemos sido puestos a prueba y recibido mucha crítica en lo que hacemos.
Como consecuencia podemos desarrollar tendencia a ser obsesivos compulsivos o ser muy susceptibles a encolerizarse.
3)Traición: aparece cuando se ha vivido incumplimientos, mentiras, o cuando alguno de los cuidadores ha sido infiel.
La consecuencia de esta herida es celos, querer controlarlo todo, desconfianza.
4) Rechazo: esta herida es de las más profundas porque implica rechazo a tus vivencias, pensamientos y lo que sientes, esto conduce a la formación de inseguridades y miedos.
5)Injusticia: esta herida se forma cuando los cuidadores son fríos, rígidos y autoritarios queriendo obtener respeto.
La consecuencia es que genera un sentimiento de ineficacia e injusticia, lo que convierte a un adulto en incapaz de aceptar opiniones diferentes a las suyas, incapaz de negociar, con deseos de poder.
Las heridas emocionales o de la infancia se pueden generar hasta los 18 años, lo cual conducirá a que sean mucho más fuertes y están más arraigadas.
En este caso saldrán hasta que la persona sea más adulto y empiece a asimilar lo sucedido.
Es muy común tener hábitos autodestructivos al no identificar y atender estas heridas, te comparto un vídeo aquí.
¿Cuál es la solución?
El primer paso es identificar y reconocer que hay algo en tu interior que te hace daño, te hace sufrir y afecta el modo en que te relacionas con otros.
El segundo paso es buscar ayuda profesional, alguien que te oriente por dónde empezar y te acompañe el proceso de sanación.
Es conveniente que estés consciente que este proceso no es fácil. Aunque satisfactorio por el beneficio que obtienes el proceso de transitarlo es incómodo.
Al atender y realizar el proceso terapéutico lograrás relacionarte de forma más saludable con otros y tener un concepto de ti mismo más equilibrado y dejarás de repetir situaciones lastimosas.
Es recomendable y necesario gestionar profesionalmente estas heridas y empezar esta indagación y personal para buscar aligerar o minimizar los efectos que arrastramos con esto.
El tercer paso es pedir ayuda profesional, para ello solo debes contactarme y con mucho gusto agendaremos una sesión de valoración gratuita y ahí te comentaré lo que podemos hacer y cómo.
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